viernes, 13 de enero de 2012

¿SABÍAS QUE LA QUÍMICA DETERMINA TU FORMA DE AMAR?


Por: Ángela Álvarez C.

"Es intolerable guardar el tapete de bambú para dormir, cuando la noche que te traje a casa, te vi desenvolverlo", (Yuan Chen.)

Créanlo o no el amor romántico, el que pasa a primera vista, esa clase de amor que se siente como una conexión cósmica inexplicable y la clase de amor que dura para siempre no es más que el efecto de la combinación de una serie de químicos en nuestra cabeza. No hay por qué alarmarse, esto no significa que el amor no exista, por el contrario, saber a qué obedecen estas reacciones químicas puede ser beneficioso ya que probablemente será la clave para encontrar a tu media naranja.

La autora de este milagro de la ciencia es la antropóloga Helen Fisher, quien partió de la premisa de Platón de la divisiónde las personalidades y clasificó el amor en 4 tipos básicos. ¿Cómo saber entonces qué tipo de personalidad eres? Pues bien, esto depende del balance químico de tu cerebro en relación a la serotonina, el estrógeno, la testosterona y la dopamina. Se dividen así:



 El constructor: Excelentes con sus relaciones sociales, son personas que producen más serotonina. Son guardianes de las tradiciones y buenos trabajadores, pero como les gusta tener el control, también pueden ser tercos e intolerantes.


·        El negociador: Son personas con altos niveles de estrógeno. Si bien es cierto que es una hormona típica en las mujeres, algunos hombres también la producen. Son analíticos y saben leer muy bien a los demás a través de las señales. Lo malo de estas personas es que, como les gusta conectarse a niveles muy profundos con los demás, a veces pueden resultar invasivos.
      
      El director: La hormona al mando de esta personalidad es la testosterona que, una vez más, es compartida por hombres y mujeres. Son prácticos, rápidos a la hora de tomar decisiones, ingeniosos y teóricos. Como les gusta tener las riendas del asunto, los directores pueden ser muy fríos, lo que los aísla de lo demás y los vuelve poco sociales. Ellos hacen pocos amigos. 
      
     El explorador: Con ellos se trata de la dopamina. Curiosos y adictos a la novedad,su  hiperactividad los puede llevar a donde sea. Se aburren muy fácil, no encajan en los hábitos sociales y son muy impacientes.


    Una verdad innegable es que el amor es el motor de la vida por excelencia; por amor matamos, por amor trabajamos, por amor movemos el mundo. ¿A qué se debe que el amor tenga semejante fuerza en nuestras vidas? Simple, a un impulso neuronal. Resulta que la parte de nuestro cerebro que se estimula con los químicos segregados por el amor, es la de las ansias que al final del día podría convertirse en una obsesión. Por eso sentimos que, realmente, nuestra vida no tiene sentido sin la compañía del ser amado. Para Fisher, tenemos las 4 tipologías dentro de nosotros, pero sólo 2 se desarrollan más fuertemente en nuestra personalidad.Ahora, la verdadera pregunta es: Qué es exactamente lo que estás buscando del amor? Resulta que todos pasamos por tres etapas básicas cuando nos sentimos atraídos hacia una persona: experimentamos: La atracción sexual, luego vivimos la etapa del enamoramiento romántico y luego desarrollamos una fase de apego que finalmente nos trae estabilidad.



      El tipo de personalidad al que pertenecemos, determinará entonces qué tipo de amor vamos a vivir con nuestras parejas. Sin embargo, ojo a esta declaración de Fisher, incluso en nosotros mismos cabe la posibilidad de experimentar las tres clases de amor en un mismo momento de nuestras vidas. Así que, aunque cueste creerlo la posibilidad de ser infieles con nuestra pareja es una realidad. Por ejemplo, podemos estar pasando por la etapa del enamoramiento romántico con alguien, mientras nos atrae sexualmente un completo desconocido, y queremos de manera estable a un tercero, todo se debe a la clase de químico que segregue nuestro cerebro con cada uno de ellos.



Definitivamente el amor duele, de eso nadie se escapa, y la conclusión a la que llega Fisher frente a esta realidad es muy simple: “Los seres humanos no fuimos creados para ser felices, fuimos creados para reproducirnos”. Si bien, esta científica codificó todo un sistema que, en el imaginario popular, es cuestión de pura magia, ella misma afirma que el mundo se echaría a perder si el amor no mediara las relaciones humanas y cree firmemente en la posibilidad que tenemos de establecer relaciones sanas y duraderas.




Estudiar a centenares de parejas en pleno estado de amor romántico también la llevó a otra conclusión: nunca, en toda la historia de la humanidad, las mujeres fueron más interesantes que ahora. Es en el presente cuando encontramos que el género es más productivo, inteligente, independiente y atractivo, y esto solo nos trae noticias alentadoras; en los matrimonios de hoy, en su mayoría, reina la igualdad de condiciones y el respeto por el espacio del otro.



Si bien, cifrar el amor en términos científicos puede ser un ejercicio muy frío y calculador, te invitamos a que revises a qué tipo de amor perteneces. Así posiblemente, esa persona que te quitó el aire, que te cambió la vida y te abrió un mundo de posibilidades puede ser que se convierta en el verdadero amor de tu vida.
    
       CUÉNTANOS!!!!!!!



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